miércoles, 5 de mayo de 2021

Las "chiquilladas" que abieron los ojos al mundo

 

En la actualidad se sabe que l@s niñ@s aprenden por imitación. Es un hecho que puede comprobarse en las aulas. Aprenden imitando a sus iguales, a sus profesores, a sus familias. Sin embargo, suele ocurrir que, cuando quieren manifestar su propio interés o preocupación, nos podemos encontrar con la siguiente conversación:

-       - Pero yo quiero ahora

-       + He dicho que no

-      -  ¿Por qué?

-       + Porque lo digo yo

Expresiones como “cuando seas mayor lo entenderás”, “lo que digo yo y punto” y un largo etcétera condicionan al infante y le hacen ver que en este mundo no tiene voz.

No obstante, en el vídeo “Dicen: no eres más que un niño” aparecen cuatro referentes posibles para la infancia de nuestra sociedad actual y quisiera destacar algunas ideas excepcionales de cada un@ de ell@s.

En primer lugar, quisiera hablar de Yursa Mardini, ya que fue capaz de nadar durante 3 horas para salvarle la vida a 18 refugiados y fue nombrada la Embajadora de Buena Voluntad más joven de ACNUR en 2017. Para cualquier niñ@ que haya visto “Buscando a Nemo”, la frase que Dory dice a su amigo (sigue nadando) se hace una realidad tangible en un ejemplo real de la vida. Yursa siguió nadando para salvar a otr@s, siguió nadando para huir de la guerra.

En segundo lugar, Sophie Cruz. Una niña que se atrevió no solo a llevar una camiseta defendiendo los derechos de su familia, sino que intentó correr hacia el Papa para hacerse escuchar. Y lo consiguió ya que, al día siguiente, el Papa llevó su caso al Congreso de los Estados Unidos. Un claro ejemplo del valor de la familia y de lo que se está dispuesto a hacer para salvarla.

Siguiendo con la tercera historia, Ismael Beah es un ejemplo de perdón. Fue forzado a convertirse en niño soldado y gracias a UNICEF logró escapar hasta llegar a Nueva York. Allí decidió estudiar ciencias políticas. Lo que más me gustaría destacar en esta historia es a una persona: su enfermera Esther. Esta mujer fue la que dio con la tecla, la que construyó un puente al pasado de Ismael a través de la música, la que consiguió que el niño pudiese perdonarse a sí mismo y valorar nuevamente su vida.

Por otro lado, Malala Yorsafzai solo tenía 17 años cuando fue víctima de un atentado por luchar por los derechos de las mujeres. Fue capaz de decir a viva voz “¿Cómo se atreven los talibanes a quitar mi derecho básico a la educación?”. Un ejemplo de valentía para muchos adultos que no seríamos capaces ni de quejarnos en voz baja de una situación que nos oprime en nuestro día a día.

Para finalizar, pero no por ello menos importante, quisiera hablar de Greta Thunberg, que cayó enferma por su preocupación por el medio ambiente, ya que no entendía por qué la sociedad no hacía nada. Una niña diagnosticada con Síndrome de Asperger que ella misma lo denomina “superpoder” y no limitación. Gracias a su activismo logró recuperarse de su depresión, aunque en el colegio no todos los profesores entendían sus protestas.

¿Y por qué nombro a sus profesores? Porque aquí viene realmente la reflexión… ¿qué puedo hacer como maestra para defender los Derechos de la Infancia? La historia de la enfermera Esther me conmovió, porque ella supo encontrar la luz para un niño. 

Los docentes siempre debemos estar dispuestos a motivar al alumnado, a permitirle crecer, a valorar sus logros y a ayudarle a superarse. Considero que no únicamente debo conocer sus derechos para crearles un ambiente en el que se sientan a salvo, sino que ellos deben conocerlos para poder defenderlos, para ser ciudadanos, para que entiendan que tienen mucho que decir, y que lo que estos referentes hicieron podía haber sido tachado de “chiquillada” en cualquier situación cotidiana y a menor escala, pero cambiaron las reglas y no se quedaron solo en la superficie. Si ell@s fueron capaces de pensar a lo grande… ¿por qué no mis propi@s alumn@s?



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